BLUE & GREEN


HOMICIDIO EN NEGRO


por Brew P.
Fuente: ITOPF, Oil Spill Intelligence Report.


Miles de toneladas de petróleo se han derramado en las aguas del Golfo de México tras el desastre de la plataforma Deepwater Horizon. Pero, ¿cuál es la magnitud de la tragedia comparada con los mayores derrames registrados en la historia de todo el mundo?




Es difícil medir de forma exacta la magnitud del derrame que desde el 20 de abril asola el Caribe, pero en términos de pérdida de vidas, costo económico y daños medioambientales, no hay duda de que el incidente es serio.
No obstante, no es uno de los derrames más grandes del mundo.
En realidad, basados en las estimaciones realizadas para llegar al gráfico de arriba, ni siquiera se registra entre los cincuenta mayores accidentes de este tipo en llos mares del mundo.
Incluso, el derrame de la plataforma de Exxon Valdez ocurrido en 1989, no se sitúa en la lista de los 10 peores, a pesar de la controversia que originó en su momento y la cobertura periodística que recibió, que sigue fresca en la memoria de muchas personas.
Sin duda, el mayor derrame accidental de la historia es que causó una explosión el 3 de junio de 1979 en pozo Ixtoc I, a unos 80 kilómetros del estado mexicano de Campeche. Tomó nueve meses frenar el vertido de crudo. En total, 461.000 toneladas del petróleo mancharon el agua del mar en esa ocasión.
La cantidad de petróleo que se fugó tras el accidente de Ixtoc I sólo ha sido superada por la que derramaron las fuerzas iraquíes durante su retirada de Kuwait tras la primera guerra de Irak en 1991. Se estima que entre 1,4 millones y 1,5 millones de toneladas de crudo se perdieron en el Golfo Pérsico.
Pero ese no cuenta en esta lista, pues ese petróleo no estaba en el mar. Sólo otros dos derrames entre los diez peores fueron producto de una explosión en una plataforma petrolera. Los demás tienen que ver con buques cisterna.
El más grande de esos también ocurrió en 1979, cuando el Atlantic Empress se chocó con el Aegean Captain en el Mar Caribe, vertiéndo 287.000 toneladas de petróleo en sus aguas.
Pero hay que tener en cuenta que a veces el que el escape sea grande no implica que sea el más destructivo para el medioambiente.
El buque cisterna Exxon Valdez, que encayó en Alaska en 1989, causó muchísimo daño ecológico al matar miles de aves marinas así como focas, ballenas y peces. El lugar en el que ocurrió el accidente acentuó los problemas. Y despues de treinta años, cientificos han encontrado aun el crudo a unos centimetros de profundidad, bien mas sencillo lo explico, cuando ocurrio la tragedia, ellos pensaban que por año se notaria una dispersion del 70% del crudo, hoy en dia solo es un 4%, por las condiciones de suelo, es por eso que aun los indices de toxicidad se ha mantenido en las ultimas decadas.
Así, el impacto total de un derrame de petróleo no puede ser medido solamente por su tamaño: las condiciones climáticas, el tipo de crudo y el tiempo que se tarde en frenar el flujo son algunos de los muchos factores que deben considerarse.

Con esto no quiero decir que la tragedia ocurrida en la plataforma BP no sea grave, si no que la capacidad del deterioro no solo de las aves, peces, mamiferos y vida acuatica, aun siguen tratando de superar tragedias pasadas, y que aun les sigue cobrando factura.



NUESTROS MARES Y RIOS  SE HACEN ACIDOS 


Tanto el incremento de CO2 como el aumento de acidificación se han disparado desde finales de 1700. Sin embargo, la acidificación de los océanos que ahora empezamos a comprender no es un fenómeno nuevo. Sabemos que hace 55 millones de años, en el llamado Máximo Térmico del Paleoceno-Eoceno, los mares eran bastante más ácidos que ahora, lo que produjo la desaparición de muchas plantas y animales marinos de nuestro planeta.


Según el registro fósil, se han producido apariciones y desapariciones de las formaciones coralinas durante los últimos 200 millones de años y, en especial, desde hace 55 millones de años. Los corales basan sus estructuras en el carbonato cálcico (Ca CO3), un compuesto muy vulnerable a la acidez, de manera que sólo aguas ligeramente alcalinas son propicias para que precipite. Sin embargo, sabemos, que los corales aparecen y desaparecen. No se han extinguido a pesar de los cambios en el acidez del agua, presumiblemente gracias a su capacidaz de adaptación fisiológica.

TRES CONCEPTOS BÁSICOS SOBRE LA ACIDIFICACIÓN DE LOS MARES

  1. Alrededor del 50% de dióxido de carbono (CO2) proveniente del consumo de combustibles fósiles acaba absorbido por el océano.
  2. Este dióxido de carbono forma ácido carbónico en el agua marina y reduce su grado de acidez (pH), ligeramente alcalino en la actualidad. También provoca un cambio en el balance entre iones de carbonato y bicarbonato.
  3. Los cambios hacia un océano más ácido complican la vida a especies con partes duras de carbonato cálcico, como corales, moluscos bivalbos, equinodermos y algunos grupos importantes de plancton.
    El problema radica en que la acidificación que se está detectando hoy en día es muy rápida con respecto a la de este distante periodo. Es decir el pH de las aguas marinas baja a una velocidad sin precedentes.
Acidez asimétrica según las zonas

Los efectos de la acidez parecen concentrarse en las zonas marinas donde la producción biológica es más alta. En la superficie del mar, entre los 200 y 300 de profundidad, la acidez es muy superior y está más concentrada que en otras regiones más profundas. Luego estos procesos de acidificación afectarían de lleno a las capas más productivas del océano (los tres océanos sondeados así lo indican), en especial en las zonas templadas y ecuatoriales. Hay que tener en cuenta que en aquellas regiones donde la temperatura del agua es más alta, la precipitación de carbonato cálcico se ve favorecida y también aumenta la absorción de CO2. El equilibrio entre agentes físcos y químicos todavía no está del todo resuelto, pero los indicios apuntan a una acidificación en estas zonas tan vulnerables.

Otras regiones marinas, como las masas oceánicas que rodean la Antártida, pueden verse también muy afectadas por este fenómeno, ya que los organismos que allí viven tienen muy limitada su capacidad para formar conchas. En este caso es, precisamente la baja temperatura del agua lo que hace que la “lisoclina” (lugar donde no puede precipitar este compuesto mineral) esté menos profunda: a menor temperatura, más dificil es que precipite carbonato cálcico biogénico. Un puzzle muy complejo que poco a poco empieza a adquir forma.

En zonas de afloramiento de aguas profundas, como en las costas de Benguela (Angola) y Chile, el efecto podría verse atenuado por la emergencia de corrientes más alcalinas, que contrarrestarían la inyección de CO2 en las capas superficiales, pero este fenómeno dista mucho de estar claro.

Como es lógico, dado que el proceso de acidificación depende de la temperatura, la profundidad también es un factor importante. Las aguas más alcalinas, menos ácidas, se mantendrían en aguas profundas, pero allí las bajas temperaturas (y la presión) seguirían dificultando la calcificación de los organismos. En todos los océanos la precipitación de Ca CO3 es más difícil a medida que nos sumergimos y por eso la acidificación será especialmente aguda en los primeros 250 metros, la zona más productiva de los mares.

La acidificación y otros factores producirán también un cambio en la distribución de los nutrientes a lo largo y ancho del planeta, hecho que influirá asimismo en la mayor o menor supervivencia de los productores primarios (las algas) y, por tanto en la circulación de materia y energía en cada zona.

Al modificar todos los niveles tróficos del sistema podemos enfrentarnos a una incertidumbre sin precedentes, con una serie de adaptaciones fisiológicas de las que todavía sabemos muy poco, y al desaparecer algunos grupos, podrían verse sustituidos por otros. La alteración debida a la acidificación de los ciclos biogeoquímicos, es decir de los intercambios de carbono y nutrientes en nuestros océanos, es una verdadera incognita.
por: Brew E. Perez
fuente:instituto de ciencias y tecnologia ambiental /publicacion sergio rosii. 
LA SELVA MAYA: AMENAZADA DE MUERTE TAMBIEN POR EL HOMBRE 


En gran parte de nuestro territorio Mexicano, se encuentra esta reserva natural, donde es hogar de miles de especies tanto en flora y fauna, pero hoy en dia por un desarrollo de consumismo, turismo y crecimiento irresponsable, es amenazada para su total extincion.
En total son tres millones de hectáreas protegidas en su mayoría como reservas de la biosfera, ordenadas con diferentes categorías de manejo. Con gran diversidad de ecosistemas y hábitat naturales, la Selva Maya fue el territorio en donde floreció la antigua Civilización Maya. Por este motivo una de sus características sobresalientes es que en ella se mezcla un importantísimo patrimonio natural con vestigios culturales únicos en el mundo. Cuando la antigua Civilización Maya colapsó, el territorio volvió a ser colonizado por los bosques, formando un lugar de importancia biológica única en el planeta. Aunque aún faltan por realizar estudios más profundos, hasta el momento se han descubierto 11 especies de mamíferos, 20 especies de aves, 40 especies de reptiles y 11 especies de anfibios endémicos. La existencia de la planta llamada Lacandonia schismatica, la única especie existente en el mundo de la familia Lacandoniaceae, da una idea de la importancia de la flora del área.
Actualmente, debido al crecimiento desproporcionado de la población y a las malas prácticas que el ser humano está llevando a cabo, la Selva Maya está muy amenazada.
Amenazas
Los procesos de destrucción se están generalizando, de manera que hoy es posible observar en la Selva Lacandona los mismos procesos que en Guatemala han llevado a los parques nacionales Laguna del Tigre y Sierra del Lacandón a estar críticamente amenazados. Muchos de los principales problemas derivan del acelerado crecimiento demográfico y de la falta de oportunidades para un desarrollo humano en igualdad de condiciones. La escasa voluntad política de los gobiernos para hacer cumplir la ley ha llevado a que en las áreas protegidas las actividades ilegales estén a la orden del día. La usurpación de territorios protegidos, el tráfico de especies de flora y fauna silvestres, la tala ilegal y selectiva, los incendios provocados por el avance de la frontera agrícola y ganadera han devastado grandes extensiones de selva. Los proyectos de infraestructura como carreteras y represas, y el desarrollo turístico a gran escala suponen amenazas futuras planificadas por gobiernos con criterios de desarrollo sostenible aún poco definidos.
Los proyectos de conservación que se están impulsando en la región tienden cada día más a centrarse en el manejo sostenible de los recursos y otras actividades de desarrollo, y están dejando de lado el fortalecimiento de las áreas dedicadas al mantenimiento de la diversidad biológica. Este planteamiento no garantiza la conservación al no darle respuesta a las necesidades más apremiantes de las áreas protegidas. Es preocupante observar, además, que en muchos casos estos proyectos están desviando los fondos que se deberían utilizar para garantizar la preservación de la diversidad biológica. Para solucionar este problema muchos de los programas planteados deberán ser diseñados de nuevo. Tal es el caso del Corredor Biológico
Mesoamericano, que debe destinar su presupuesto, en primer lugar, a asegurar la protección directa de las áreas protegidas ya creadas en Mesoamérica.
Las reservas de la biosfera Calakmul, Maya, Montes Azules y Lacantún, que en conjunto conforman una parte importante de la Selva Maya, sufren de una falta endémica de personal y presupuesto. Esta carencia ha impedido controlar de manera eficiente las actividades ilegales. Sólo en el oeste de la Reserva de la Biosfera Maya la superficie usurpada y convertida de manera ilegal en áreas agrícolas y ganaderas desde 1997 es mayor a 150000 hectáreas.
Ningún proyecto de desarrollo sostenible será capaz de detener estas amenazas antes de que se haya devastado este bosque tropical de importancia mundial. La única manera de lograrlo es realizando una inversión que garantice la presencia permanente de personal bien equipado para el control, además de reforzar el cumplimiento estricto de la ley.
Las invasiones de la Selva Maya están siendo lideradas por grupos que en ocasiones malinterpretan las leyes y acuerdos nacionales e internacionales. El movimiento invasor está rompiendo la legalidad de México y Guatemala y está afectando el interés común en una lucha que se está realizando en el lugar equivocado. ParksWatch reconoce la necesidad de solucionar la pobreza extrema en que se encuentra una parte importante de la población de ambos países y respeta a todos aquellos grupos y personas que están trabajando para conseguirlo. Pero a la vez declara que aún cuando todas las áreas protegidas de la Selva Maya fueran ocupadas por campesinos sin tierra, el problema de fondo no acabaría. La destrucción de la Selva Maya para convertirla en tierras de cultivo liquidaría la forma de vida de miles de personas que viven de sus recursos, causaría más pobreza que la que se intenta combatir por este medio, y acabaría con un lugar de importancia mundial para la conservación.
Qué se debe hacer
Para revertir las amenazas en las áreas protegidas de la Selva Maya se requiere de la atención y el apoyo urgente de la comunidad internacional. Las tendencias indican que, de no actuarse de inmediato, durante la próxima década la degradación de sus ecosistemas podría llegar a ser irreversible en grandes extensiones que aún se mantienen en buen estado.
Como primera medida se debe garantizar el acceso a fondos suficientes para solucionar la falta de personal y presupuesto para la vigilancia y control de actividades ilegales en la Selva Maya.
Los gobiernos de México, Belice y Guatemala deben centrarse urgentemente en fortalecer el cumplimiento de su legislación y de los pactos y convenios internacionales relevantes a la conservación firmados y ratificados en cada uno de los países.
Es necesario que los gobiernos realicen esfuerzos adicionales en crear la voluntad política de acabar con las actividades ilegales y luchar en contra de la impunidad por delitos ambientales.
La comunidad internacional debe exigir a los gobiernos de estos países que cumplan con los convenios ambientales que hayan ratificado, aplicando incentivos y sanciones en los casos que lo ameriten.


publicado: por Brew. E. Perez